Una de las más
bonitas e increíbles historias sobre el amor de un perro hacia su
dueño es probablemente la protagonizada por Hachi Ko, el Akita
que tiene su propia leyenda dónde demuestra su infinita lealtad
hacia la persona que amó.
Hachi
Ko nació en Noviembre de 1923 en la prefectura de Odate,
provincia de Akita, al norte de Japón. A los dos meses de edad
fue regalado al Dr. Eisaburu Ueno, profesor de la Universidad que
residía en un suburbio de Tokio, cerca de la estación de trenes
Shibuya. El cachorro no podía acompañar a su amo al trabajo,
entonces, todas las mañanas caminaba junto a su dueño hasta la
estación y todas las tardes iba a recibirlo para volver juntos a
casa. El 21 de mayo de 1925 el profesor fue a la estación por la
mañana y no regresó, sufrió un repentino y fatal ataque cardíaco
en la Universidad.
Esa
tarde Hachi Ko estuvo, como de costumbre, estuvo esperando el tren
de las 16 hs, y continuó regresando a la estación cada tarde, a
la misma hora, durante 10 años. Hachi Ko era un precioso Akita
blanco de apenas un año y medio de edad, que no pudo resignarse a
perder a quien amaba, cada día de su vida renovaba la ilusión de
recibir a su dueño a la vuelta del trabajo. Todo Tokio acabó
conociendo la historia, los parientes y amigos del profesor
cuidaron y alimentaron a Hachi Ko durante su larga espera. La
noche del 7 de marzo de 1935 lo encontraron muerto en el mismo
lugar donde había esperado a su dueño durante tantos años. Fue
enterrado con todos los honores junto a la tumba del profesor por
la gente que tanto lo había cuidado durante su larga vigilia.
En
ese mismo lugar, en 1943 se erigió una estatua de bronce en honor
a Hachi Ko. Lamentablemente poco después el gobierno confiscó y
fundió todas las estatuas para fabricar armas durante la guerra.
En 1948, el hijo del escultor que creó la estatua original realizó
otra que fue erigida en el mismo lugar que la primera. Desde
entonces, dicha estatua se ha convertido en un lugar de reunión
para los amantes de los perros y en un punto de atracción turística
en Tokio. El 8 de Abril de cada año, los habitantes del pueblo
del profesor rinden un homenaje ante la estatua de Hachi Ko, con
ornamentaciones y discursos conmemoran su memoria, como símbolo
del amor y la lealtad del que son capaces los perros. |